Sobre nuestra maestra Inés Rivadeneira

Inés Rivadeneira, Nobleza hecha Arte

Por Julián Jesús Pérez (11/07/2007)

Escribir sobre Inés Rivadeneira es reflexionar sobre la historia de la interpretación lírica en España en los años centrales del siglo XX. Ella desarrolló su carrera como cantante profesional desde 1951 hasta 1973. En 1979 se hizo cargo de una Cátedra (obtenida un año antes) en la Escuela Superior de Canto de Madrid. Después de actuar en el Royal Albert Hall de Londres cantando La Vida Breve de Falla, y tras una intensa actividad por Europa y norte de Africa (conciertos, grabaciones, representaciones de ópera y zarzuela), decidió interrumpir su trayectoria interpretativa para consagrarse a la formación de futuros cantantes. Desde su jubilación en 1994, acompañada de un cálido homenaje, su casa ha sido un continuo fluir de alumnos y alumnas: decenas de cantantes, actores y actrices, embajadores, azafatas... han pasado por sus manos.
 
Constantemente recibe muestras de un cariño bien merecido. Ella sabe siempre ocupar su lugar como docente: estimula al alumno, tiene muy claro lo que le puede pedir a cada uno y es muy tolerante, pero no admite una actitud de “divo”. Su ejemplo es una lección constante que contribuye a mejorar la condición humana.
 
Mis primeras noticias sobre Inés vinieron por dos vías: las grabaciones de zarzuela con las que siempre he disfrutado desde mi infancia y los comentarios siempre elogiosos de mis padres, que la habían visto cantando Doña Francisquita con Alfredo Kraus en la antigua Plaza de Toros de La Coruña, así como de mi primera profesora de Música y prima de Inés: doña María Moscoso. Inés venía a La Coruña en los veranos y yo, siendo un niño, pensaba: “me gustaría conocer a Inés Rivadeneira porque la escucho en los discos”. Nunca me atreví a decírselo a doña Maruja (así la llamaba yo). Andando el tiempo, y gracias a Elisa Moscoso (prima de Inés), profesora del Conservatorio de La Coruña y mía también, he tenido la feliz oportunidad no sólo de conocerla, sino de disfrutar personalmente de sus enseñanzas y aprender de su calidad como persona.

Inés Rivadeneira nació en Lugo en 1928. Vivió en Valladolid desde los dos años hasta los dieciocho, edad en la que salió hacia Madrid, becada por la Diputación de aquella ciudad, para estudiar en el Conservatorio Superior de la capital de España.
 
Sus primeros contactos con la voz tuvieron lugar gracias a las canciones populares de Galicia que le enseñara su padre. El haber pertenecido al coro de las Dominicas de San Pablo (Valladolid), dirigido por Heraclio García Sánchez, propició que naciese en ella la afición por el canto. Precisamente fue don Heraclio quien le dio sus primeras lecciones.
 
Con sólo diecinueve años se presentó Inés en Madrid cantando el rol de “Maddalena” en Rigoletto. Contaba veintitrés años cuando ofreció al público vallisoletano su primer recital como cantante profesional. Todo un reto, ya que se presentó con páginas de autores como G. Verdi, U. Giordano, G. Bizet, G. Donizetti y E. Toldrá. La crítica de prensa fue elogiosa con Inés al decir: “voz pastosa, de gran sonoridad y preciosa de color en todos los registros”. Creo sinceramente que uno de los aspectos que mejor pueden revelar el valor de un cantante es precisamente este último: la homogeneidad tímbrica en la totalidad de su tesitura. Inés la poseía ya en su debut. Seguro que aquel concierto mereció ser grabado y editado en disco. No es de extrañar que en ese mismo año (1951) obtuviese el Premio Fin de Carrera y el “Lucrecia Arana”, a la sazón extraordinario del Conservatorio de Madrid.

Inés Rivadeneira iniciará una carrera profesional jalonada de éxitos artísticos, lo que le llevará, seis años más tarde (1957), a alzarse con el Premio Nacional de Interpretación Lírica. No sé si sería casualidad, pero sus dos profesoras de Madrid estaban vinculadas a Galicia: Lola Rodríguez Aragón, fundadora de la Escuela Superior de Canto y promotora del Coro Nacional de España, había recibido clases de Bibiana Pérez en su adolescencia, cuando vivía en La Coruña,; Angeles Ottein, hermana de la ilustre soprano compostelana Ofelia Nieto e importante soprano de la cual nos quedan algunas grabaciones, realizó una importante carrera como cantante.
 
El director del Real Conservatorio de Música, Jesús Guridi, convencido de su valía, le brindó apoyo al recomendarla en la Fundación Juan March para la concesión de una beca. Así pudo Inés estudiar en la Academia de Música y Artes Interpretativas de Viena con Erik Werba, maestro minucioso y conocedor de su propia potencialidad como pedagogo: él, según me contó Inés, consideraba que si conseguía lo que pretendía del alumno o alumna en una página de la partitura a estudiar, él mismo o ella misma podía aplicarlo a toda la obra. También Werba había sugerido la valía profesional de Inés cuando ella remató su período de estudio en la capital austríaca, donde trabajaran el difícil canto de Lieder y Oratorios. La formación vienesa proporcionó a Inés una versatilidad mucho mayor de lo que se conoce en España a partir de sus grabaciones y representaciones de ópera y zarzuela.
 
Haciendo un repaso por su carrera artística, debemos resaltar, en primer lugar, los estrenos absolutos de obras como Don Perimplín de Rieti, con texto de García Lorca, en París (Teatro de los Campos Elíseos, 1951); Soledad de J. Manén en el Liceo de Barcelona (1952); y El Hijo Fingido de Rodrigo en el Teatro de la Zarzuela (Madrid, 1964), bellísima obra repuesta en este mismo escenario durante la Temporada 2000-2001. Como anécdota simpática, decir que Inés saludaba al maestro Rodrigo por la calle entonando la primera frase de su personaje, “Doña Bárbara”, en la canción: “Vivo, y es mucho deciros, junto a la Plaza Mayor”. El maestro se alegraba mucho... de oírla.

En su experiencia vienesa, ya citada anteriormente, había abordado el estudio interpretativo de los géneros “Lied”(lo que Kraus llamaba “el canto en su estado más puro”) y Oratorio. Aparte los grandes compositores germánicos, Inés cultivó en sus recitales autores españoles como C. Halffter, A. García Abril, M. De Falla y E. Toldrá. Dentro del repertorio religioso, ofreció obras capitales de Bach, Händel, Mozart, Rossini y Verdi.
 
Conviene valorar la importancia que concedió Inés en la elección de su repertorio a la música española: además de una gran cantidad de zarzuelas representadas y grabadas, entre las que cabe resaltar Doña Francisquita, Las Golondrinas, Pan y Toros y la “tetralogía castiza” (La Verbena de La Paloma, La Gran Vía, Agua, Azucarillos y Aguardiente y La Revoltosa), son destacables sus grabaciones y conciertos dedicados a obras como Pepita Jiménez de Albéniz, Goyescas de Granados, El Amor Brujo (tres versiones) y La Vida Breve de Falla, entre otras. Precisamente el registro de esta última, bajo la dirección de Frübeck de Burgos, recibió el Premio del Disco en París en 1967.

Por lo que respecta a sus representaciones operísticas, Inés compartió cartel con cantantes de primera fila, como Victoria de los Angeles, Montserrat Caballé, Alfredo Kraus, Richard Tucker, Carlo Bergonzi, Piero Capuccilli y Paolo Washington, por mencionar algunos. Especial relevancia tuvo su rol como protagonista de la ópera Carmen en el Liceo de Barcelona, coliseo que también recibió su recreación de “Ulrica” en el Un Ballo in Maschera verdiano.
 
Entre los directores, Inés guarda un especial recuerdo por el Maestro Ataúlfo Argenta. Extraigo algunos fragmentos de un escrito suyo con fecha del 6 de Mayo de 1997 como muestra de respeto y cariño hacia él:

“De la calidad artística de Ataúlfo Argenta no puedo decir sino lo que es público y notorio: que ha sido uno de los directores de orquesta más importantes y prestigiosos del mundo...”
“Si su calidad artística fue grande, aún se veía superada por su calidad humana. Era un hombre afable, bondadoso y paciente... Era un maestro colaborador y solidario.”

“Guardo un imborrable recuerdo de Ataúlfo Argenta y por eso está siempre sobre mi piano, al lado de mi madre, mi marido... y mi hijo, su ahijado. Frente a ellos paso la mayor parte de las horas de mi vida.”

Vaya mi aplauso sincero para Inés Rivadeneira: Mezzosoprano, Maestra de Canto y Persona.

La Coruña, 10 de Agosto de 2002
Artículo publicado en gallego en la revista Cavatina, de la Asociación Galega da Lírica "Teresa Berganza" de Santiago de Compostela (Nº. 14, Octubre-Diciembre de 2002, Págs. 26 y 27)